Hoy no puedo estar sin tì.
Hoy no puedo estar
sin tus besos,
tus caricias
las palabras que me alivian,
las mañas de tus desvelos
y sin aquel blanco pañuelo
que me diste en la hondonada
que me trajo hasta tu almohada
y ya no me pude ir.
En las manos del después
donde me grita tu sombra,
es la que busco
cuando te nombra,
mi boca reseca y hambrienta
de tus palabras de alerta
que me tienen ensimismada.
Mas, lloro siempre cansada
de saberte cautivo de ella,
por lo que mis pies tropiezan
y se resignan callados
a verte encarcelado
por unos ojos de almendras.
Luego de darte todo,
mi juventud,
mi caricias,
mis pechos,
la suave brisa
que pasa siempre a mi lado,
es que me consuelo,
anhelando,
que al menos
ya me resigne
a ya no quererte tanto.
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