jueves, 23 de julio de 2009

Sin oportunidad



Posturas que se asumen como propias, proporcionan un accionar diferente frente al amor. Quizàs un dìa pensemos lo contrario, pero hasta ese momento creemos que es la mejor manera de engañar.

Hay hombres que salen a la conquista porque no quieren estar solos.
Cautivante es la mirada de la muchacha que asume la responsabilidad de hacerlo feliz a cambio del sacrificio de dejar de ser ella misma.
No està bièn, pero el amor es asì. Camina en cìrculos y no se detienen nunca a pensar si està bièn o mal.
Solo lo hace porque es su manera de demostrar su redención ante los demàs.
Esa libertad de elegir la hace ùnica y a pesar de todas las fantasìas de ternura que no se cumplen, ella està allì, brindàndose por completo al amor.
Un dìa despierta y se vè a si misma, cansada la mirada de ver la injusticia que se hizo con ella. La dejadez, y su pena de haber visto pasar la vida de lejos, la inmuniza. Anduvo sola por la senda del dolor, entonces sabe defenderse, no necesita de nadie.
Coteja lo visto con su mirada interior y se mueve en una manera de entender que le permite sentirse ella misma una y otra vez.
Amanece con una postura arrogante que la resguarda de los ataques de los demàs. Preserva su condiciòn de mujer a todos los hombres que se le acercan con la intenciòn de perseguir un sueño juntos. Calza la idea de mostrarse ingènua, pero no soporta la desilusiòn y huye.
Como no sigue el ritmo que le indica su corazón por no salir lastimada, se presume aislada. Una y otra vez se compara con los demàs hirièndose al sentirse confundida.
Se ha mostrado rendida de amor y solo recibiò desgracias. Y a pesar de los pesares sigue amando. Es entonces que, al revivir toda su historia toma la decisiòn de terminar su vida sola, creyendo que la vida ha sido eso para ella, sin darse otra oportunidad.

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