Adelanto
en decir que cada mañana me permite ver al mundo como al mejor lugar del universo
para vivir.
Comienza
el día con frases bellas que describen al placer de amar de un modo fresco y
decoroso. Conserva la mirada de un niño, con la ternura y el encanto de la
inocencia reflejada en la piel. Camina a pasos livianos por la vida que lo
merece por ser un digno representante de ella misma. Su diligencia por las
cosas bellas, hacen de él un hombre que dibuja con su carisma un perfil delicado
y proyectado a las cosas del destino, que a veces nadie puede imaginar por ser
tan propias como su propia vida.
Acelera
a mi corazón con propuestas deliciosas de placenteros y ardientes encuentros
amorosos taxativos y beligerantes.
Comete
errores que no modifica porque cree en el supremo perdón de reñidas
confesiones, que al parecer, no soportan la calma del espíritu.
Reflexiona
sobre la vida y la muerte de una manera que describe con perfección el sentido
del placer cotidiano sin culpas. Su personalidad es tan atractiva, que enciende
en mí una curiosidad desmedida por saber que piensa y que siente. Su apariencia me deslumbra al descubrirlo
incrédulo ante hechos de la vida que percibe como falsos. Su sensitividad le
permite hallarse en un lugar de privilegio desde donde observa los hechos y a las personas con
un increíble talento emocional, permitiéndose aprender de cada uno de ellos.
Consideraciones
sorprendentes sobre las personas que a veces no merecen de él nada digno, sin
embargo, no expresa contradicciones mediante tramposas respuestas preparadas
porque, sin duda, es más inteligente que malicioso. Persevera en todo, porque
cree que una de las cosas más maravillosas de la vida, son los logros
personales. Asegura un firme concepto sobre las personas que las describe de un
modo tajante y certero, por ser observador y saber usar el sentido común.
Sincroniza
al tiempo de abundantes creencias en sumarios de metástasis inquietas de la
vida que nos sorprenden a cada momento.
Su
paso tangible me otorga la seguridad que necesito para quedarme a su lado
siempre y de modo incondicional. A cambio permito que sea solo él quien
permanezca en mi cama. Cuido su amor porque sé que nadie va a amarme como él, y
a él nadie va a amarlo como yo, porque lo que uno da lo recibe de la misma
manera. Me gusta dormir con su cuerpo amarrado al mío, y cuando tuvimos que
separarnos, he llorado cada noche por no tener su calor. Silenciosas miradas
nos permiten sabernos seducidos el uno por el otro y al momento de encontrarnos
solos, nos buscamos, en éxtasis compartido, como adolescentes hechizados por el
placer de amar.
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