jueves, 16 de agosto de 2012

Juan Carlos



Adelanto en decir que cada mañana me permite ver al mundo como al mejor lugar del universo para vivir.
Comienza el día con frases bellas que describen al placer de amar de un modo fresco y decoroso. Conserva la mirada de un niño, con la ternura y el encanto de la inocencia reflejada en la piel. Camina a pasos livianos por la vida que lo merece por ser un digno representante de ella misma. Su diligencia por las cosas bellas, hacen de él un hombre que dibuja con su carisma un perfil delicado y proyectado a las cosas del destino, que a veces nadie puede imaginar por ser tan propias como su propia vida.
Acelera a mi corazón con propuestas deliciosas de placenteros y ardientes encuentros amorosos taxativos y beligerantes.
Comete errores que no modifica porque cree en el supremo perdón de reñidas confesiones, que al parecer, no soportan la calma del espíritu.
Reflexiona sobre la vida y la muerte de una manera que describe con perfección el sentido del placer cotidiano sin culpas. Su personalidad es tan atractiva, que enciende en mí una curiosidad desmedida por saber que piensa y que siente.  Su apariencia me deslumbra al descubrirlo incrédulo ante hechos de la vida que percibe como falsos. Su sensitividad le permite hallarse en un lugar de privilegio desde  donde observa los hechos y a las personas con un increíble talento emocional, permitiéndose aprender de cada uno de ellos.
Consideraciones sorprendentes sobre las personas que a veces no merecen de él nada digno, sin embargo, no expresa contradicciones mediante tramposas respuestas preparadas porque, sin duda, es más inteligente que malicioso. Persevera en todo, porque cree que una de las cosas más maravillosas de la vida, son los logros personales. Asegura un firme concepto sobre las personas que las describe de un modo tajante y certero, por ser observador y saber usar el sentido común.
Sincroniza al tiempo de abundantes creencias en sumarios de metástasis inquietas de la vida que nos sorprenden a cada momento.
Su paso tangible me otorga la seguridad que necesito para quedarme a su lado siempre y de modo incondicional. A cambio permito que sea solo él quien permanezca en mi cama. Cuido su amor porque sé que nadie va a amarme como él, y a él nadie va a amarlo como yo, porque lo que uno da lo recibe de la misma manera. Me gusta dormir con su cuerpo amarrado al mío, y cuando tuvimos que separarnos, he llorado cada noche por no tener su calor. Silenciosas miradas nos permiten sabernos seducidos el uno por el otro y al momento de encontrarnos solos, nos buscamos, en éxtasis compartido, como adolescentes hechizados por el placer de amar.




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