viernes, 12 de agosto de 2011

¡Cobarde!



En encuentro asombroso,
entre verdades y mentiras,
me senté a tus pies
mordiendo mis labios en sollozos.

La mentira lastima cada día
en inventos de cosas del destino.
La verdad se huele milagrosa,
con el sol saliendo por la orilla.

Mi alma grita al sentirse franca y traicionada.
El dolor de adentro es más fuerte que el olvido.
Aún siento en mi mejilla el cachetazo,
de tu mirada en aquella despedida.

¡Cobarde! Grité sin medir las consecuencias.
Pero el grito no te alude ni te quiebra.
Y al son del latir del corazón,
dí la vuelta esperando una respuesta.

Te fuiste sin mirarme, no te intereso.
Mas cruel fue la última despedida,
cuando en brazos de otra me mentías
jurando amarme sin medida.

Pero ahora, ya sola y mas tranquila,
pienso en mí y no en vos como quisieras.
¿Para qué en vos? Si ya me diste pruebas
de ser yo, tu amor en la quimera.


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