En el mar del vientre de su madre, nada como si fuera una experta, pero solo lo hace porque se siente bien allí. Se siente protegida, calentita y amada. La voz es música en labios de su padre, que le canta una bella canción de amor cada día:
_ “Hola Martina. Te amo”.
Vueltas y mas vueltas con saltos peligrosos, ¡pero no! Ella sabe que allí está cuidada, por eso juega a ser trapecista y en cada salto imagina caer en brazos de mamá.
Sabe como son sus padres, ellos lo ignoran.
Conoce sus rostros, ellos la imaginan.
Sabe de sus vidas, ellos deben ayudar a construirla.
Y latido con latido, juntos los corazones, esperan el gran día: el milagro de la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario