Camino descalza en la brillante blancura de tu alma, alcanzando el más bello y alto de los pórticos astrales. Me deslumbra tu carisma que se nutre de la luminosa llama de tu adentro.
¡Tomà mi mano y dame un beso!
¡Sentì el latir en mi pecho!
Lo material no tiene sentido, solo el Amor nos acompaña en el sendero.
Mirà mi cara y decime que te parece. Ya no somos los jóvenes de antes, mas, lo dicho por un hombre de talante, es poema en labios de una dama.
Mirame a los ojos. Acaricià mi largo cabello, cantame esa canción que me recuerda la vez que casi debimos separarnos. Yo a cambio te daré una rosa del jardín que cultivè con mis propias manos, y morderé tus labios como antes, por temor a perderte y que me olvides.
Vos me dirás “te amo”, lo de siempre, mirándome a los ojos tocándome la oreja. Y aunque parezca de rutina, no es asì, porque cada dìa renovamos la promesa de seguir amándonos por siempre.
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